“Pláceme poneros un poco en guardia contra mí mismo. De
buena fe os digo cuanto me parece que pueda ser más fecundo en vuestras almas,
juzgando por aquello que, a mi parecer, fue más fecundo para la mía. Pero ésta
es una norma expuesta a múltiples yerros. (…) Pero no me toméis demasiado en
serio. Pensad que no siempre estoy seguro de lo que os digo, y que, aunque
pretenda educaros no creo que mi educación esté mucho más avanzada que la
vuestra. (…) soy la incorrección misma, un alma siempre en borrador, llena de
tachones, de vacilaciones y de arrepentimientos. Para los tiempos que vienen,
no soy yo el maestro que debéis elegir, porque de mí sólo aprenderéis lo que tal
vez os convenga ignorar toda la vida: a desconfiar de vosotros mismos.”
(Antonio
Machado)